domingo, 10 de enero de 2016

Comunicación después del primer susto (hace dos años)

Mi correo:
Tu estás dando gracias a todo el mundo por el apoyo y las oraciones en estos días tan duros, pero yo siento que te tengo que dar las gracias a ti, por haber luchado, por haber querido seguir viviendo, por querer seguir a mi lado. No había pensado nunca que tendría que quedarme sin ti y la angustia que he sentido en estos días no se explicarla con palabras, ¡ qué terrible mezcla de tristeza, vacío y rabia!
Tu “despertar” el día de Reyes ha sido, sin duda, el mejor regalo que “los magos de oriente” me han hecho jamás. Gracias por todo, sobre todo por seguir aquí, por sentir que te quedan cosas por dar y hacer.
Te quiero todo: Eva.
Respuesta de papá:
Sí, doy las gracias a todos los que han dado de lado las resistencias a abrir su corazón y dejar salir los sentimientos de apoyo, solidaridad, empatía, compasión,…Hay resistencias y necesitamos abrirnos al don de Dios para caer en la cuenta y liberarnos de las ataduras del respeto humano, de la falsa imagen, del miedo a perder distancia con el otro. Porque puede haber sentimientos de cercanía pero si no se expresan quedan como abortos inmaduros.
Hay cosas que te tienes que comer solo, como es la asunción consciente del deterioro personal,  pero aun esto,  si sientes las manifestaciones de apoyo de la gente que te quiere, se lleva mejor.
Las penas compartidas se achican, las alegrías se multiplican. La vida es así. En este campo del compartir está la lucha por la vida, es como la “hinchada” en el deporte, si animan, si están con su equipo y lo manifiestan adecuadamente, el equipo “se va arriba”, se crece. Podríamos hablar aquí de empatía, de sinergias,…Jesús nos enseñó a ello, el secreto está en compartir, ser solidario. Te estoy escribiendo esto el 15 de febrero, tu “cumple”, hoy el evangelio de la misa es la multiplicación de los panes, el milagro del compartir, no lo hay mayor.
Me hablas de mi voluntad en seguir viviendo, como no puede ser de otra manera, un hombre de fe quiere vivir. ¿Cómo vas a dejar de luchar por la vida si Dios es Dios de vivos?. Luchar por la vida siempre y siempre que el dolor, la ansiedad, la angustia me permitan  vivir esa lucha como algo positivo que ponga en valor mi vida y la de los que están cerca, (interpreta con serenidad lo que te he dicho).
Hemos de admitir que humano es sinónimo de mortal, en este contexto,  que el deterioro personal es progresivo, que hay que vivir teniendo en cuenta la muerte como secuencia segura y temporalmente imprevisible, lo contrario sería vivir una ensoñación.
Me gustaría morir cuando ya no me quede nada por entregar, pero eso no podemos calcularlo ni determinarlo. Lo sabio, puestas así las cosas,  es estar siempre dispuesto. Cómo se está dispuesto y en la situación de haberlo entregado todo?, entregándome en cada acción totalmente, con donación total de mis capacidades personales, es decir, que el amor sea la pauta y el norte de mi vida. Como dice Bernanos en su novela “Diario de un cura rural”, …”…al final todo es Gracia.”, pues eso,…. todo es Gracia, no pierdas nunca la serenidad, las cosas son así desde siempre y para siempre, el pecado original, si es que lo hubo, no cambió nada, luego no hubo pecado, por más que se empeñe S Agustín .
Lo nuestro es poner granitos de amor en la vida del mundo y haremos cierta la promesa de Abraham: los hijos de la fe seremos tantos como las arenas del mar, hijos de la fe solo los que aman, los que consumen su vida amando, los que han descubierto que el sentido de la vida es amar, amarlo todo, hasta los enemigos, es el idioma de Dios, Él se expresa amando, su verbo, su palabra es el Amado, el que “…pasó haciendo el bien.” El que gastó su vida amando, el que entregó su vida cuando ya no le quedaba nada más que entregar .¿Entiendes ahora?.
Me das las gracias por querer seguir a tu lado. Seguiré a tu lado siempre, porque eres lo más dulce, lo más hermoso que me ha pasado jamás, nunca pensé que Dios me tuviera reservado tan maravilloso regalo, por tí creo que Dios existe, porque tú no puedes ser una hija del azar, un capricho suyo, un capricho finito, como una cerilla que ahora la enciendo y al instante la apago, no puedes ser obra de un Dios caprichoso. Dios existe y es un artista, un artistazo inconcebible. Existe porque te ha creado y nos ama y su amor es eterno porque si no, no es amor.
Siempre estaré a tu lado porque de su amor participo y siempre será así y mi muerte no acabará con lo humano-divino que Él ha ido creando. Mis brazos serán los primeros que encuentres en ese umbral que todos pasamos, será el abrazo de la luz, de la paz, de la sabiduría, de la bondad, será el inmenso abrazo compartido en el gozo del Amor.
Puedes pensar que es mera especulación, y te digo que por supuesto, todo es especulación en la certidumbre de que Él siempre nos sorprenderá, así que si sabes otra historia mejor cuéntamela que la asumiré con mucho gusto.
No habías pensado nunca que tendrías que quedarte sin mí, claro porque vivimos como si fuéramos eternos. No incluimos la muerte como una secuencia de la vida, como algo natural y lógico, siempre nos sorprende. Ocultamos la decrepitud y a las personas agonizantes por un sistema que aparta al moribundo de la familia, no se permite que los niños presencien el momento fatídico, se impide que estén en los funerales, hablar de este tema es de “mal agüero”.
Viviste anticipadamente la situación de duelo, esa esperanza insatisfecha de no experimentar nunca la pérdida del ser querido. Esa esperanza implica la creencia, consciente o no, de que se iba a poder seguir disfrutando del ser fallecido. El deceso anunciado como tan probable, te hizo experimentar las emociones de que hablas (tristeza, vacío, rabia), que culminan, si no se evita el proceso, a través del duelo, en la aceptación y adaptación a la nueva circunstancia.
La pericia y profesionalidad del equipo médico, las ganas de vivir, la naturaleza de que estoy dotado, el apoyo vuestro que mantenía la línea de flotación sobre mínimos y la gracia del Dios que nos alienta, que no se de qué manera estaba diluida en todo ello, evitaron el desenlace no deseado y aquí me tienes tuyo siempre, pero ya sabes que hay límites, hemos tenido la oportunidad de vivir, tu y yo también,  un duelo anticipado que si lo aprovechamos nos cambiará la vida, aunque sea un poquito.
Es una gracia del Señor de la Vida esta oportunidad de experiencia, reflexión y asunción de mi propio duelo. La mejor forma de aprovecharlo es querernos más, al menos de forma más consciente y alegre, como se viven las fiestas entrañables e íntimas. Los que confiamos en Jesús , el Señor, estamos seguros de que su Padre también es el nuestro y por ende la permanencia indefinida de su amor, al que estamos prendidos para siempre, en la seguridad de que, para el Padre(Abbá), del que nos habló, siempre no tiene intervalos ni punto final y el amor no tiene fisuras.
Me hablas de tristeza, vacío, rabia: angustia. Ya hemos hablado de esto, pero hay un aspecto visto desde mi duelo, posterior a la cirugía, más que desde el tuyo, anterior y durante la operación, es aquello de …”…el que quiera conservar su vida la perderá.” Conservar la vida, detener el tiempo, qué absurdo. Vivimos en un fluir continuo, evolución transformadora.
Conservar la vida, ¡qué equivocación! Y ¡qué contranatura!
Repaso tu vida y recuerdo un montón de situaciones que me regalaste: tu nacimiento, tus primeros pasos, cuando dijiste papá, ..pa.., cuando tu primera comunión, tu primer campamento scaut, tu licenciatura, cuando me presentaste a tu novio, cuando te emancipaste, cuando me diste un nieto, cada nieto…, ahora me has regalado un pellizco de vida, tirando de mí a fuerza de cariño, me has permutado muerte por duelo, ¡qué maravillosa oportunidad!. Tu correo me permite reflexionar sobre todo esto.
Recuerdo ahora la parábola del “hijo pródigo” y caigo en la cuenta que mi vida siempre ha sido un volver a empezar, como ahora, ¿a los 70?, sí a los 70, ¿sabes que el hijo pródigo volvió a marcharse con lo que pudo rapiñar al Padre?, y volvió a regresar y encontró el abrazo cálido del Padre y ,…repitió la hazaña más veces y siempre encontró un pecho acogedor, unos brazos abiertos y una fiesta dispuesta para él. A los 70 tengo las mismas oportunidades que tú,…: todas. Y sé que habrá una última vez, cuando de regreso a la casa de mi Padre, muerto de hambre, caiga en la cuneta,  pero Él me encontrará y me tomará en sus brazos y me bañará y me pondrá un vestido de fiesta y me dará a beber de su vino y comer de su plato y la fiesta será para siempre.
De momento sigo en el valle, todavía no me voy a la montaña (1)aunque ando por la frontera, ¡ creo yo…!, siempre dispuesto, solo tengo que aprender a entregarme, a los 70, sí a los 70, o a los que sean, ¿ y si no es así y si no aprendo?, pues ya sabes…”…al final todo es gracia.”
(1): Claudio, mi nieto de 4 años, dice que él vino de la montaña a esta familia, porque esta familia no era feliz sin él. Cuando oyó comentarios sobre mi situación, decía que yo me había marchado a su montaña.
Desperté el día de Reyes, no está mal, dos días y medio durmiendo. Quizá me alejé demasiado de la vida, provoqué, como siempre, a la naturaleza, tensé demasiado la cuerda, mi especialidad, ¡ así costó luego volver todo a lo suyo!, gracias a ti y a los que como tu habéis tirado de mí  hacia vosotros.
Buena fecha la Epifanía para que se manifieste el poder y la gloria, esto es , su misericordia, que no cesa, fuente de gracia y la gracia misma. Nunca imaginé que yo podría ser un regalo, me agrada saberlo y te agradezco que me lo hayas dicho, es bonito, agradable y bueno decirse estas cosas cuando salen del corazón y aceptarlas con espíritu humilde y agradecido.
Gracias por seguir aquí .Te comería a besos. Gracias por tener un corazón tan generoso en expresiones de afecto y la boca tan dispuesta a ser la caja de resonancia de tan dulces palabras. Pienso que nunca dije a mis padres estas cosas y debiera haberlo hecho. Son tiempos, circunstancias, que diría Ortega, diferentes y educación distinta, así que me felicito porque algo tendré que ver en que tú seas un cielo.
Ya te dije antes que aquí estoy y aquí seguiré, al menos esa fe tenemos los cristianos, si es fe viva, la que se manifiesta en compasión (sentir con): yo sentiré contigo, te acompañaré siempre, sintiendo a tu lado ahora, y luego desde dentro de ti, desde tus recuerdos, que es la memoria del corazón. No sabría decirte cuando estaré más cerca, en mayor intimidad o proximidad, pero ten la seguridad que siempre “…seguiré aquí”.
Me quedan cosas por hacer. Efectivamente, así lo siento, pero no sé qué, ni cómo. Quizá lo único que se me ocurre es estar en situación de disponible para ti y para todos. No sé si esto es poco o mucho o nada. No lo sé. Ahora, que estoy perdiendo el oído, quizá me corresponde estar más atento a las llamadas interiores, escuchar los silencios, escuchar las miradas, escuchar las luces y las sombras de imágenes no reveladas, escuchar las ansiedades, angustias y anhelos a medio concebir,…no lo sé,la verdad es que no sé nada.
Me parece como si hubiera vuelto a nacer, empezando a aprender el funcionamiento del mundo, pero esta vez no quiero perderme, disiparme con los cien mil enganches que el mundo oferta. Todo tiene sentido y todos una orientación, un horizonte común, ese horizonte define la fructuosidad de una vida.
Te dije antes que me gustaría irme cuando lo haya entregado todo, cuando no me quede nada por hacer, nada pendiente. No quiero que nunca me quede nada pendiente y la forma de que sea así es la entrega  total en cada acto, en cada acción. Es la forma de darse Dios , Él se da como Jesús, su donación, su gracia es completa, sin embargo…”…tu fe te ha sanado.” ,no deja nada pendiente, no me debes nada, somos libres los dos, no nos inter dependemos, ¿entiendes?. Donación total sin reservas, no condicionada. Dar sin pedir nada a cambio, claro, se trata de compasión no de comercio.
No me quedan cosas por dar o hacer, me queda dar la vida, no que me la quiten. Cuán estúpidamente quitamos la vida, sin dar la oportunidad de que la entreguen con un sentido humano. Entregar, gastar la vida con un sentido humano es lo que nos hace humanos. Crecer en humanidad es lo que da sentido a una vida.
Me quieres… , y yo.
Papá.

P.D.: Ahora déjame llorar un rato, la experiencia de la que hablamos, me ha dejado el muelle emocional un poco flojo y lloro con facilidad cuando afloran sentimientos auténticos y nobles. He reído mucho en la vida, por todo, bueno y malo, quizá unas lágrimas no vengan mal para ablandar a un mendrugo.

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